Las campanadas del reloj de la Torre Morisca marcaron el comienzo de una fiesta sin precedentes: ocho horas ininterrumpidas de música en vivo, ocho escenarios repartidos en el corazón de Guayaquil y más de 300 artistas desbordando talento ante miles de personas. Así se celebró el Día de la Música en la ciudad, en el marco del festival internacional Fête de la Musique, que cada 21 de junio conecta al mundo a través del arte.
Desde temprano, la “Ruta Centro” tomó forma con sonidos que iban del rock al jazz, del folclore latinoamericano al reggae. Más de 5.000 asistentes recorrieron la Calle Panamá, Pichincha, Loja y otros puntos del centro, convertidos en corredores musicales donde se mezclaron generaciones, estilos y emociones.
La iniciativa fue organizada por la Alianza Francesa con el respaldo del Municipio de Guayaquil, que apostó por convertir el espacio público en escenario abierto para músicos emergentes y profesionales, revitalizando la ciudad desde la cultura.
“Es un gran orgullo para nosotros poder presentarnos en este espacio como Ruta Centro. Ese es el espíritu de la Fiesta de la Música, de tener acceso para todos a través de la música y el arte en general”, expresó Solene Haillard, directora de la Alianza Francesa.
Uno de los momentos más emotivos se vivió en la Plaza del Teatro, donde la energía juvenil tomó el control del escenario. La banda Litio, integrada por estudiantes del colegio Javier, fue ovacionada por el público.
“Fue increíble, siento que transmitimos esa energía que nosotros buscamos. Me parece increíble que permitan que nosotros presentemos nuestros talentos”, dijo emocionada Domenica Domínguez, una de sus vocalistas.
La jornada también fue un espacio para visibilizar el compromiso institucional con el arte y la juventud. “Es justamente lo que la Alcaldía quiere demostrar en estos espacios públicos: exponer ese talento que hay en los jóvenes. Las calles se han llenado de vida y eso es lo que se busca con Ruta Centro”, señaló la vicealcaldesa Tatiana Coronel.
La Plaza de la Administración, el Hemiciclo de la Rotonda, la avenida 9 de Octubre, el Rincón Mágico y otras calles icónicas del centro fueron parte del circuito que convirtió al casco urbano en una gran sala de conciertos al aire libre. El Festival de la Música no solo celebró una fecha, sino que dio vida a una ciudad que suena, canta y se reencuentra consigo misma a través del arte.