Paula, una perrita de raza mestiza, es parte esencial de las terapias que reciben niños, jóvenes y adultos mayores con discapacidad en Guayaquil. Junto a su guía, Kerly Fajardo, forma parte del Programa de Canoterapia que impulsa la Dirección de Protección de los Derechos de los Animales del Municipio.
Durante estas sesiones, los pacientes interactúan con perros especialmente entrenados que ofrecen un tipo de acompañamiento emocional difícil de replicar. Su sensibilidad, nobleza y lealtad ayudan a reducir temores, especialmente en los más pequeños, que al inicio muestran resistencia, pero con el tiempo logran abrirse y confiar.
A Paula se suman otras tres acompañantes: Chabela, Monse y Kira. Todas fueron seleccionadas por la etóloga Fabiola Jiménez y entrenadas durante casi dos años para responder con calma incluso en momentos de crisis, permaneciendo siempre dóciles y receptivas al contacto físico.
La experiencia de Dana, una niña de 7 años con síndrome de Down, es una muestra del impacto positivo de esta iniciativa. “Cuando mi bebé estaba en etapa inicial, la atacó un perro que solo alcanzó a morderle el calentador, pero poco a poco ha ido perdiendo el miedo. Ahora opta por tocarlos y compartir sus sesiones con ellos”, contó su madre, Rita Castañeda.
Estas terapias se enmarcan en el programa municipal “Valientes” y se ofrecen gratuitamente los martes en el polifuncional ZUMAR de Bastión Popular y los jueves en el Centro Municipal de Desarrollo y Habilidades de La Atarazana, en horario de 07h30 a 16h00.
El Cabildo porteño, comprometido con la inclusión y el bienestar integral, continúa promoviendo acciones que mejoran la calidad de vida de personas con discapacidad, construyendo una sociedad más solidaria y justa.