El maltrato animal en Guayaquil no es solo una estadística, es una realidad que duele y moviliza a la ciudad. Cada año, miles de animales sufren abusos y abandono, reflejo de la falta de conciencia ciudadana. Frente a este desafío, la Dirección General de Protección de los Derechos de los Animales ha reforzado su compromiso para proteger y velar por el bienestar de los animales en situación de vulnerabilidad.
En lo que va de 2025, esta entidad ha atendido 3.505 alertas ciudadanas a través de los canales municipales SGTM, la línea 181 y 181 Responde. Esta rápida gestión ha permitido actuar con eficacia en diversos casos de maltrato y abandono.
Las denuncias registradas entre enero y junio incluyen: 789 por maltrato, 560 por animales en situación de calle, 222 por abandono, 183 por ataques (entre animales y hacia personas), 148 por encadenamiento, 79 por atropellamientos, 78 por desaseo, 24 por hacinamiento, además de reportes por venta ilegal de animales en la calle o redes sociales.
Al recibir una denuncia, Proanimal contacta al denunciante y evalúa la urgencia del caso para movilizar a sus equipos. Los animales bajo custodia municipal son trasladados al Centro de Bienestar Animal (CBA), donde reciben exámenes veterinarios integrales. Los que están en buen estado son alojados en un espacio transitorio mientras esperan ser adoptados; aquellos que requieren atención especial permanecen en el CBA o en hogares temporales hasta su completa recuperación.
Actualmente, el centro transitorio alberga a 130 perros y 40 gatos rescatados, todos en espera de una nueva familia que les brinde un hogar.
Aunque estas cifras evidencian la magnitud del problema, detrás de cada denuncia hay historias de sufrimiento y abandono. Por ello, la campaña “Adoptamos Humanos” busca dar una segunda oportunidad a estos animales, promoviendo la adopción responsable y el compromiso ciudadano.
La labor de la municipalidad refleja un compromiso constante con la protección animal y, junto a la participación activa de la comunidad, apunta a construir una sociedad más justa y compasiva para quienes no tienen voz.